HACIA UNA RELACION NORTE-SUR SIN
ESPINAS. CASO: LA ESPINA CUBANA
CUBA Y ESTADOS UNIDOS: "¡NI UN
TANTICO ASÍ!” por Atilio Borón
Escribimos
estas líneas con la inmensa alegría que nos produjo la exitosa culminación de
la campaña que el pueblo y el gobierno de Cuba lanzaron para repatriar a los
cinco luchadores antiterroristas injustamente encarcelados por la “justicia” de
los Estados Unidos, que jamás se preocupó por enjuiciar a connotados y confesos
terroristas como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles o a un financista y
ejecutor de atentados terroristas como Jorge Mas Canosa. Refiriéndose a “Los 5”
Fidel dijo en su momento “volverán” y volvieron; como antes, en el incidente
del niño Elián González, cuando también aseguró que Elián volvería a Cuba, y
volvió. Dicho esto quisiéramos compartir una reflexión sobre las razones que
explican el cambio en la política exterior de Estados Unidos en relación a Cuba
y lo que esto podría significar para la Isla y América Latina y el Caribe.
Atilio Boron.
INTRODUCCION por Hugo Adan, Enero 1, 2015
Esperábamos
estas líneas. Excelente –diría casi impecable-
el análisis histórico de Atilio Boron -donde no creo ayuda la referencia al
controversial Brzezinski ,hay dos rusos con mejores precisiones y que mejor
conectan el pasado con el futuro y también uno del grupo Mises. El punto débil de los análisis históricos –muy
típico en los de Chomsky- es que no proponen soluciones a problemas de fondo.
Boron se olvidó articular la perspectiva de Cuba dentro de posibles respuestas
al imperio, ya en proceso en el contexto académico latino. Yo si creo que la
suerte de Cuba si está muy ligada a lo que ocurra en Latinoamérica, partiendo
de la neutralidad a la guerra mundial, si esta se desata. Y mejor si la guerra
no ocurre. Creo que Cuba puede inyectar al sur la dosis de dignidad y decencia política
que solo ellos preservan intacta y en unión
con el sur zafarse de la trampa impuesta por el imperio. En esta perspectiva,
el limitar el avance del capital vulture (la especulación rapaz de la deuda
soberana) requiere ser reforzado a partir de la experiencia Argentina y avanzar
hacia la total cancelación de la deuda externa
como condición mínima para una relación saludable entre el Sur y el Norte en el
futuro inmediato. Lo otro, el pago de reparación a Cuba por el daño ocasionado
por el bloqueo económico, es también un mínimo necesario para las nuevas
relaciones Sur y Norte si se quiere que
estas se basen en el principio de justicia, equidad y respeto mutuo entre
Estados-Nacion . Cuba y Latinoamerica deben caminar juntos –como hasta ahora lo
hicieron- para seguir conquistando nuevas
victorias.
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Aquí solo extractos: la parte final del Art de Atilio Borón:
La “normalización” de las relaciones
con Cuba tiene una tenebrosa
contrapartida: liberar las manos del imperio para abalanzarse con fuerza para
doblegar al gobierno chavista y recuperar el petróleo venezolano. [14] Además responde a una
necesidad geoestratégica insoslayable, y ante la cual tanto la ruptura de
relaciones diplomáticas como el bloqueo se convirtieron en molestos estorbos
para Washington. Lo que se logró con ambas políticas fue facilitar la
penetración de China y Rusia en la mayor de las Antillas y, por extensión, en
la “tercera frontera” de Estados Unidos: el Mar Caribe.
Todos los textos e informes recientes
sobre la seguridad nacional norteamericana señalan una y otra vez que aquellos
dos países son “enemigos” que es preciso vigilar, controlar y, de ser posible,
someter o derrotar,
toda vez que la recomendación de Brzezinski en el sentido de “atraer y seducir”
a ambos países demostró ser un rotundo fracaso. Máxime cuando, en el Mare
Nostrum norteamericano China ha emprendido sin consultar ni mucho menos
pedir permiso a Washington un megaproyecto llamado a ejercer una extraordinaria
influencia no sólo en el comercio internacional: un nuevo canal interoceánico a
través de Nicaragua, obra para la cual el nuevo puerto cubano de Mariel asume
una importancia estratégica. Rusia, por
su parte, ha dado a conocer sus planes de impulsar la proyección global de su
armada, lo que contempla, entre otras cosas, una mayor presencia en aguas
caribeñas.
Lo que estos dos países hacen en
Cuba, y están haciendo en la zona del Gran Caribe, es un misterio para las
agencias de inteligencia y las fuerzas armadas estadounidenses. ¿Hay proyectos militares en juego
que subyacen a los crecientes relacionamientos económicos que China y Rusia
desarrollaron en el área? De ser así, ¿cuáles son, donde están localizados y
qué implicaciones tienen para la seguridad nacional de los Estados Unidos?
¿Cómo podrían ser neutralizados? ¿Cuál es el estado de la “sociedad civil” en
Cuba? ¿Cuál debería ser la hoja de ruta para preparar el tan anhelado “cambio
de régimen” que ponga fin a la Revolución Cubana? ¿Qué modelo aplicar: la
“revolución de terciopelo”, al estilo checo, o hay condiciones para ensayar una
fórmula más rápida y violenta, al estilo de los “cambios de régimen”
practicados en Libia o Ucrania? Todas estas son cuestiones de enorme
importancia que no pueden ser confiadas a “amateurs” como Alan Gross. Por el
contrario, hay que desplegar en la isla un número suficientemente grande de
agentes para obtener información sensible y confiable, para lo cual se precisa
la cobertura de una embajada dotada de un numeroso personal que, bajo el
paraguas diplomático, pueda realizar esas actividades de inteligencia.
La política de Estados Unidos seguida
a lo largo de más de medio siglo demostró ser, como decíamos más arriba, no
sólo inefectiva sino contraproducente. Y Obama quiere corregir eso, pronto. Claro
que la plena normalización diplomática exigirá que el Congreso levante el
bloqueo, de lo contrario la iniciativa anunciada el 17 de Diciembre quedaría a
mitad de camino, no sólo por la incoherencia que significa pretender
“normalizar” las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y, simultáneamente,
mantener el bloqueo.
Se dice que los sectores más reaccionarios
del espectro político norteamericano en el Congreso se opondrán a esa
iniciativa.
Seguramente será así, pero no sería raro que junto a poderosos intereses
comerciales -deseosos de establecer vínculos con Cuba- el lobby del Pentágono y
la CIA convenza a los más recalcitrantes que la seguridad nacional
norteamericana exige votar el fin del bloqueo, algo que hasta apenas ayer
parecía imposible y que el propio gobierno de Estados Unidos promoverá no por
razones de respeto a la legalidad internacional o solidaridad con el pueblo
cubano sino exclusivamente en función de sus intereses estratégicos globales.
Tanto Obama como Kerry lo dijeron con
todas las letras: Washington no
abandona su propósito de fomentar las fuerzas que dentro de Cuba pudieran precipitar
un “cambio de
régimen”, fomentar el activismo y la participación de la “sociedad
civil”, y promover una “prensa libre” y el pluralismo político, preocupaciones
estas que desaparecen como por arte de magia cuando el falaz régimen
norteamericano habla de Arabia Saudita, país sin sociedad civil, sin prensa
libre y en donde los partidos políticos están prohibidos.
Sería inútil exigirle coherencia
doctrinaria a un imperio cuyo objetivo excluyente es saquear los bienes comunes
de nuestro planeta para mantener un patrón de consumo absolutamente irracional
e insostenible, no
ya en el largo plazo sino en la actualidad y mediante la militarización de las
relaciones internacionales. Lo cierto es que, pese a toda la verborragia, el
objetivo estratégico de Estados Unidos sigue siendo el mismo; lo que cambia es
la táctica.
Ahora se recurrirá al “poder blando”,
eufemismo que significa tratar de apelar a los recursos derivados del supuesto
atractivo de la sociedad norteamericana, sus también presuntos valores de igualdad,
justicia, libertad, convenientemente manufacturados por la industria cultural
basada en Hollywood pero desmentidos día a día por la realidad, para convencer
a los cubanos mediante un intenso bombardeo propagandístico que una sociedad
que mata afro-descendientes a destajo, que deja grandes segmentos al margen de
toda atención médica y de la seguridad social, que impide que sectores de clase
media puedan acceder a las universidades y que cuenta con la peor distribución
de ingresos y recursos del mundo desarrollado es el espejo en el cual deben ver
su propio futuro. “Poder blando”, aclarémoslo de entrada, que es apenas el
reverso de la medalla en cuyo anverso se encuentra el “poder duro” de la mayor
fuerza militar jamás conocida en la historia de la humanidad y dispuesta a ser
aplicada sin mayores escrúpulos cuando sea necesario.
Muchos observadores han expresado su
preocupación por este cambio de la política norteamericana. ¿Representa o no un
desafío para Cuba?
¡Por supuesto que sí!, pero aún peor es el reto emanado de la continuidad sine
die del bloqueo, que ha causado enormes daños materiales a Cuba. Según las
últimas estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país el
costo económico de esa política equivale a dos Planes Marshall en contra de la
Isla, mientras que con un solo Plan Marshall se reconstruyó la Europa devastada
por la Segunda Guerra Mundial. Ni se hable de los costos “no económicos”
medidos en sufrimientos humanos, privaciones, frustraciones y otras secuelas de
esa criminal política de agresión imperialista. Este fue un desafío que Cuba
supo repeler, pero a un precio exorbitante. La continuidad indefinida del
bloqueo obliga a preguntar cuanto tiempo más podría Cuba resistir esa situación
sin erosionar la legitimidad del orden revolucionario, librando batalla en un
terreno en el cual no tiene chances de prevalecer.
En cambio, el desafío que plantearía
la penetración norteamericana –económica pero también política y cultural- una
vez eliminado el bloqueo podría ser respondido desde una posición mucho más
favorable. Tal como
lo recordara José Martí, “trincheras de ideas valen más que trincheras de
piedras”, y Cuba posee, gracias a Martí y a la incansable labor pedagógica de
Fidel a lo largo de más de medio siglo, una formidable trinchera de ideas
contra la cual se estrellará la propaganda norteamericana, el consumismo
desenfrenado y las mentirosas ilusiones fomentadas por el American way of
life que el pueblo cubano conoce muy bien desde 1898. Sin dudas, la
densidad de la cultura cubana es incomparablemente más fuerte que la salud de
su economía y librar la batalla en el terreno cultural, para derrotar al
“americanismo”, como le llamaba Antonio Gramsci, es la táctica sin dudas más
apropiada.
La historia demuestra que Cuba puede
derrotar a Estados Unidos desde la cultura y la política, no desde la economía. De los dos desafíos, por lo tanto, el más
manejable es el que se abre con la normalización de las relaciones diplomáticas
y el eventual fin del bloqueo. Si en la ex Unión Soviética “los espejitos de
colores” del capitalismo fueron aceptados como buenos por su población fue
porque allí no hubo ni un Martí ni un Fidel. No es el caso de Cuba, cuya
población tuvo estos dos geniales maestros y además conoce el imperio como
pocas, porque le tocó sufrirlo entre 1898 y 1958, y sabe muy bien que una cosa
es la propaganda capitalista y otra completamente distinta el capitalismo
“realmente existente”.
Por eso, ante las novedades aportadas
días atrás y para evitar una re-edición de la “Obamamanía” que tantas
decepciones ocasionara entre los ilusos que cayeron en esa trampa, y que ahora
creen que Washington cambió, que abandonó sus planes de hacer retroceder el reloj de la historia
hemisférica hasta la medianoche del 31 de Diciembre de 1958, antes del triunfo
de la Revolución Cubana, se impone recordar lo que dijera el Che: “al
imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!” Sería gravísimo desoír tan sabio consejo en una
coyuntura como la actual, cuando la validez de las palabras del “guerrillero
heroico” es mayor que nunca.
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THE
CUBAN GOVERNMENT HAS BEEN CORNERED. http://nd-hugoadan.blogspot.com/2014/12/the-cuban-government-has-been-cornered.html
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NOTES
on CANCELING THE EMBARGO IN CUBA. http://nd-hugoadan.blogspot.com/2014/12/notes-on-canceling-embargo-in-cuba.html
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