Nazanin Armanian
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Publico.es
Ni el terrorismo del Estado
Islámico, ni la situación de Irak, Siria, Sudán, Somalia, Libia, Palestina o
Yemen, ni siquiera el programa nuclear iraní. No hay nada que le quite el sueño
a Obama como lo hace el ascenso despacio y sin pausa de China a superpotencia.
De ahí que en la “Doctrina Obama” —de contener a China—, no haya país más
importante que la India, pieza clave en su estrategia de Regreso a Asia. El
presidente no ha parado de demostrarlo: la primera cena de Estado, en
2009, la ofreció al primer ministro indio; ha sido el único presidente de EEUU
que ha visitado dos veces el país de Gandhi y de Nehru, y lo menos llamativo:
es el único presidente de EEUU que nunca ha pisado Pakistán (enemigo férreo de
la India), aliado estratégico de Washington desde su fundación en 1947.
Tras su primera visita en 2010 a la
India y verificar su predisposición a un acercamiento a Occidente, Obama esperó
los resultados de las elecciones generales de
mayo del 2014 y, una
vez que ganó el partido hinduista de derecha extrema Bharatiya Janata (Partido
Popular), recibió en septiembre en la Casa Blanca al nuevo primer ministro
NarendraModi, a quien EEUU le había denegado el visado en 2005 por su
responsabilidad como gobernador en la matanza de unos 1.000 musulmanes por los
radicales hinduistas en Gujarat. Pocos meses después, el 26 de enero, un Modi
entusiasta con EEUU invita a “Barack” —así le llama en público—, a asistir al
desfile del Día de la República. Su intento de escenificar los vínculos entre
Mahatma Gandhi y Martin Luther King contrastaban con una sonora manifestación
de los indios en las calles, que mostraban su temor hacia las intenciones de
ambos de acabar con la independencia del país fundador de “No Alineados”.
¿Y de qué hablaron? ¿De que la India es el
primera país con la mayor proporción de personas en pobreza extrema —el 30% del
total—? ¿De que ostenta la cifra del 17% de las muertes maternas a nivel
mundial? ¿De que el 60% de las personas que defecan al aire libre son indios?
¿De que tenga el mayor número de personas
esclavizadas? ¿De que en EEUU unos 50
millones de personas, 13 millones de ellas niños, viven bajo el umbral de la
pobreza? ¿O de que ambos países registren datos escalofriantes de violaciones a sus mujeres? ¡NO! Hablaron de negocios, sobre todo de artefactos bélicos, y de
cómo India puede convertirse en un contrapeso a China.
LOS
PROPÓSITOS DE OBAMA
Un intrépido Obama, en su batalla
simultáneamente contra Rusia y China, pretende atraer a la
India de Modi a la esfera Occidental, a través de:
– Reanimar el proyecto de “alianza
cuatripartita” de la era de George W. Bush, integrada por EEUU, Japón,
Australia y la India, impidiendo la formación del eje RIC (Rusia- India- China)
propuesto por Moscú.
– Quintuplicar el nivel de las transacciones
entre ambos países —actualmente de 100.000 millones de dólares— para
convertirle en su mayor socio comercial, y de paso invertir en sus productos
para que compitan con China y absorban su mercado.
– Introducirse en la estructura militar de la
India, dominada por Rusia, mediante la venta de armas, ahora que Modi ha
eliminado las leyes que limitaban las inversiones extranjeras en esta
industria. Una táctica que, además de dejar mucho dinero, serviría para
controlar su política exterior.
– Insertarse en la industria nuclear de la
India, a pesar de que este país no es firmante del NTP. Para ello, Obama ha
intentado resolver dos barreras existentes para sus empresas: anular la ley
estadounidense que exige el rastreo del destino final del material nuclear
suministrado a un país, y convencer a los indios de que dejen de exigir a las
empresas extranjeras responsabilidad jurídica y financiera en caso de
accidente. Sin embargo, Modi debe luchar contra el recuerdo de sus ciudadanos
del desastre químico de la fábrica estadounidense de pesticidas de Union
Carbide, en la región de Bhopal, en 1984, que mató a unas 25.000 personas y
dejó a otras decenas de miles afectadas de por vida.
EEUU le recompensaría con desbloquear miles de
millones de dólares destinados al comercio nuclear con India, que sí tiene
contrato con Rusia para construir al menos 12 reactores en los próximos años.
– Conseguir que la India sea el mayor comprador
de armas estadounidenses con el fin de minar la arraigada y tradicional alianza
estratégico-militar indo-rusa. Después de China, India es el segundo mercado de
armas para Moscú, y el primero de Asia en presumir de portaviones, también de
fabricación rusa. Ahora sí que EEUU se ha convertido en un rival serio para
Moscú. De hecho, 5.000 millones de dólares de los 14.000 millones que Nueva
Delhi ha gastado en la compra de armas el los últimos tres años han ido a parar
a las compañías estadounidenses, dejando a Rusia en el segundo lugar con 4.000 millones
de dólares. Obama en la India intentó negociar la venta de aviones de combate
de Boing y Luck Martin (¿hizo de intermediario para unas compañías privadas de
armas?) después de que Rusia negociara la venta de 126 aviones mig 35, por el
valor de 11.000 millones de dólares a su viejo cliente. Modi, que además de
almacenar armas, pretende ser un exportador mundial de este producto, ya tiene
un submarino de fabricación propia, capaz de transportar cuatro cabezas
nucleares.
– Presionarle para que deje de ser “la farmacia de los pobres”. El mes
pasado, la oficina de patentes de India se negó a registrar Sovaldi, fármaco
contra la hepatitis C fabricado por la empresa estadounidense Gilead
Sciences.
– Ofrecerle préstamos —unos 4.000 millones de
dólares—, para tenerle endeudado y así poder someterle a sus demandas.
– Invertir en las infraestructuras indias,
saboteando los proyectos chinos de parques industriales, negociados el pasado
septiembre y cuyo valor asciende a 20.000 millones de dólares, y el de
ferrocarril por el valor de 32.000 millones dólares, respaldados por el propio
Modi, que confía más en la experiencia de su vecino de combinar el desarrollo
industrial con la creación de empleo para millones de personas, que en los
complejos industriales totalmente automatizados.
– Y por último, y ante la incertidumbre de
alcanzar un acuerdo nuclear con Irán, EEUU necesitará de cooperación india para
completar su cerco alrededor de Teherán.
LOS
HALCONES DE LA INDIA
A pesar de las ansias del partido chovinista
Bharatiya Janata de enterrar el
Movimiento No Alineados para aliarse con
Washington, a Nueva Delhi no
se le escapó que la declaración final de la visita de Obama estaba centrada en
China y no trataba los intereses regionales del nacionalismo hindú, cuyo
principal problema es Pakistán.
Pero, ¿qué le puede ofrecer EEUU que no le
puedan dar los BRICS o la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)? ¿Dejar
que amplíe su presencia en Afganistán, por ejemplo?
Si Washington realmente estuviera interesado en
una India próspera y fuerte, no hubiera jugado con su seguridad energética,
forzándole a abandonar el proyecto “Gasoducto de la Paz“, que iba a transportar el gas iraní a una India sedienta de
energía, al tiempo que incumplía su promesa de construir el gasoducto TAPI (uno
de los principales motivos de la ocupación de Afganistán en 2001), llevándole
el gas de Turkmenistán. El gran ganador de la guerra líquida en Asia Central ha sido China.
PAKISTÁN
Y CHINA, ¿DE BRAZOS CRUZADOS?
El mismo día de la visita de Obama a la India,
Beijing recibía al jefe del ejército pakistaní. ¿Casualidad? China, el mayor
proveedor de armas a Pakistán, en su Diario del Pueblo, advertía a
Modi de “no caer en la trampa” tendida por EEUU, y le ofrecía formar una
asociación estratégica. Por su parte, Islamabad ahora reconoce haberse
equivocado en la cooperación con EEUU para utilizar al terrorismo yihadista contra
Afganistán y Kremlin. Y no sólo porque Washington
le ha utilizado como un pañuelo de usar y tirar, sino también porque es
el país más azotado del mundo por los atentados terroristas. Que nadie
menosprecie a Pakistán: se atrevió a cerrar el paso de los convoyes de la OTAN
a Afganistán en 2012 , y en 2008 un grupo pakistaní atentó contra el Hotel Taj
Mahal de Bombay. Un conflicto entre India y Pakistán dificultará la estrategia
del propio Obama en Afganistán, donde necesita de su colaboración: India está
entrenando a los militares afganos y Pakistán controla a los Talibanes.
En este complejo escenario, con todos sus
actores armados con la bomba atómica, el juego de alianzas cambiantes es
asombroso: India en sus conflictos con Pakistán (y Cachemira es sólo uno de
ellos), respaldada por Rusia en el Consejo de Seguridad, mientras China
defiende a Pakistán; también Nueva Delhi inauguró su primera base militar en el
extranjero —en Tayikistán—, gracias a Moscú (¡que también le utiliza para
frenar a China!), desde donde accede a la estratégica y rica Asia Central. Por
lo que, en vano, EEUU espera que India se una a las sanciones impuestas contra
Moscú.
La iniciativa de Modi llamada “Ley de Oriente” busca fortalecer
vínculos con Japón, Vietnam, Corea del Sur y Australia, ahora que China
le impide adhesión como miembro permanente de la OCS.
OBAMA
REGRESA CON LAS MANOS CASI VACÍAS
Demasiadas expectativas y pocos resultados: un
acuerdo de fabricación de algunas armas estadounidenses, la incógnita sobre
cooperación nuclear, ningún acuerdo para la compra de nuevos armamentos, ni
inversiones de EEUU en la India.
India está muy lejos de poder ser un contrapeso
a China, pero sí podrá dibujar una Asia multipolar. La razón ( o “Realpolitik”)
reina en la diplomacia de una milenaria civilización prudente y contemplativa
como India, ajena a la visión maniquea, simplista y excluyente de “buenos y
malos”. EEUU es hoy una potencia mundial más, y mantener buenas
relaciones con la vecina China es una prioridad para Nueva Delhi: “Más vale un
vecino cercano que un hermano lejano”.
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