Nazanin Armanian. Feb 27-15
Publico.es
La Casa Blanca ha reprobado el ataque de la
aviación egipcia el 16 de febrero, al parecer, sobre las posiciones de los
grupos islamistas en la ciudad libia de Derna por vengar la decapitación de 21
trabajadores coptos egipcios atribuidos al Estado Islámico (EI). El Cairo,
irritado, no dudó en revelar que la sorpresa de Washington por los ataques era
fingida y el Pentágono sí tenía conocimiento previo de los mismos. Y más
sorpresa: EEUU no ha denunciado al agresor ante el Consejo de Seguridad por
carecer de la autorización de la ONU, y ha rechazado su petición para
intervenir militarmente en Libia contra los islamistas armados. Pero, ¿no
habría que luchar contra los yihadistas? ¿Por qué considera que el ataque de
Egipto es diferente de la coalición anti-EI que dirige en Irak y Siria? ¿Protege Obama
al EI? ¿Cómo se explica el avance relámpago del
grupo terrorista desde el Irak ocupado por EEUU a Siria y luego a Libia y otros
países africanos?
Wesley Clark, el excomandante de la OTAN acaba
de confirmar el secreto a voces: que el Estado Islámico
fue creado por los (aliados de) EEUU. ¿Se refiere al
Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG) que agrupa a los jeques
oligarcas? Pues, junto con EEUU y Turquía ha puesto el grito en el cielo
por el atrevimiento de Al Sisi. Qatar incluso ha retirado a su embajador de El
Cairo.
Ahora bien. Surgen dos preguntas que requieren
respuestas:
1. ¿Qué oculta la agresión egipcia a Libia?
2. ¿Por qué EEUU está tratando mal a Egipto, su
aliado estratégico?
LOS
OBJETIVOS DEL GENERALÍSIMO AL SISI
Casi dos años después del golpe de Estado
encabezado por el mariscal Abdelfatah Al Sisi y financiado por los wahabitas de
Arabia Saudi y los Emiratos Árabes Unidos contra el presidente Mohamad Morsi de
Hermanos Musulmanes (HM), organización
islamista apreciada por Obama, la tensión
social aumenta paralela a la dura represión contra las voces críticas de una
población cansada de esperar reformas económicas y sociales prometidas que no
llegan. Por si fuera poco para la mafia militar gobernante, propietaria del 40%
de las fortunas del país, crece de forma espectacular la amenaza de los grupos
armados, desde la frontera occidental y en la península del Sinaí, que pretenden
desestabilizar al país árabe más poblado del mundo.
Hay gestos de Al Sisi que hacen poco creíble su
pena por el asesinato de sus compatriotas en Libia, y no solo porque ni intentó
negociar con los secuestradores o que su voluntad de “proteger a los egipcios”
lanzando bombas sobre sus posiciones pondría en mayor peligro la vida de cerca
de 250.000 trabajadores emigrados a Libia, sino también porque:
. No ha tenido la
misma contundencia ante el asesinato de otros 10 egipcios el año pasado en
Libia; ni ante el crimen cometido contra decenas de coptos en su propio país, o
la reciente muerte de unos 30 hinchas de fútbol en El Cairo por la
policía.
. Sigue
manteniendo las medidas discriminatorias contras los cristianos,
como registrar la religión en los carné de identidad o la ley de “difamación
religiosa”, o las que impiden la adhesión de las minorías religiosas a las
fuerzas de seguridad.
Por lo que los objetivos reales
pueden ser otros:
1. En casa:
. Exportar la profunda
crisis social y correr una cortina de humo sobre su incapacidad en resolver los
graves problemas del país, desviando las atenciones hacia el “enemigo
extranjero”. Un hábil Al Sisi ha conseguido el apoyo de algunos sectores
nacionalistas con el síndrome de Estocolmo, a pesar de que
son críticos con sus políticas domésticas.
. Atemorizar a los
opositores internos, exhibiendo su mano de hierro: no dudará en emplear armas
contra sus adversarios.
2. En la región:
. Parar la estrategia
desestabilizadora de la OTAN, y sin querer, desmontar el resultado de la
“misión humanitaria” de la Alianza, que iba a salvar a los libios de un feroz
dictador: algunos miles mueren por las bandas armadas patrocinadas por la
coalición que derrocó a Gadafi y otros miles empujados por el instinto de
supervivencia se lanzan a un Mediterráneo convertido en cementerio de aquella
gente desesperada. El diario oficial Al Ahram ha acusado directamente a
EEUU, Turquía y Qatar de financiar a los yihadistas de Libia.
. Fortalecer las
posiciones de su doble libio, el general retirado Khalifa Belqasim
Haftar, ciudadano estadounidense, que ha declarado la guerra a los demás grupos
rebeldes. Al Sisi pretende obtener el apoyo de los occidentales para él
con el fin de verle en el poder en Trípoli. De este modo, además de conseguir
estabilidad en su larga frontera, podrá participar en el botín de las riquezas
naturales de la Libia desahuciada.
. Extender su ofensiva
contra los HM desde dentro hacia fuera del país, presentándose el héroe
salvador de las poblaciones azotadas por el islamismo y liderar la lucha contra
el EI, ahora que Obama muestra su falta de voluntad en derrotarlo. Además, si
EEUU puede atacar a los “terroristas” de otros países ¿por qué no puede hacerlo
él?
PULSO
ENTRE OBAMA Y AL SISI
Desde el golpe militar del 2013 y el cambio en
la geopolítica de Egipto, el general intenta reducir la
dependencia político-militar del país a EEUU, ya que Obama sigue apoyando a los
grupos islamitas en toda la región. Al Sisi, que señala al Islam como fuente
ideológica del terrorismo, choca con un Obama que —al igual que Bush— insiste
en que sus guerras de conquista de los países “musulmanes” con grandes recursos
naturales no va contra el Islam.
Y Obama en este caso no miente.
Y Obama en este caso no miente.
La gota que ha colmado el vaso de Washington
fueron las negociaciones y acuerdos realizados entre Al Sisi y Vladimir Putin,
de visita oficial al país de los faraones, el 10 de febrero de
2015. Este encuentro fue un mensaje de ambos presidentes a Washington
avisando de que no sólo no puede aislar a una potencia como Rusia, sino que
Putin puede intentar convertir a Egipto en un socio estratégico
clave, y que El Cairo, a pesar de los países del CCGP y Occidente, tampoco se
quedará solo.
Entre los acuerdos de Putin, que es el
primer jefe de una gran potencia que visita al golpista Al Sisi, y su homólogo
africano, está nada menos que excluir el dólar en sus transacciones y usar las
monedas nacionales y aumentar su nivel de comercio que ya en 2014 experimentó
una subida del 50% respecto al 2013 —ya operan en Egipto unas 400 empresas
rusas—. Rusia, que ha ofrecido a Egipto integrarse en la Unión Económica
Euroasiática, invertirá en las industrias del transporte, petroquímicas,
turística y nuclear egipcias, y ¿cómo no? va a venderle armas por el valor de
3,5 millones de dólares. De hecho, su regalo al general fue un Kaláshnikov,
cuando este país necesita viviendas, agua, luz, trabajo y pan, y no ser un
almacén de armas de distintos países: Al Sisi ha comprado armas a China y ha
ultimado la compra de 24 aviones Rafale a Francia por el valor de 5,2 mil
millones de euros.
Miles de personas “viven” en los
cementerios.
Ahora bien, Egipto está atado de pies y manos
al Pentágono: la dependencia político-militar del régimen egipcio a EEUU está
tan garantizada que Obama le sigue otorgando hasta 1.3 mil millones de dólares
anuales en ayuda militar.
“ROMA
NO PAGA A TRAIDORES”
La política de Washington respecto a este país
forma parte de su programa en marcha para toda la región: rediseñar el mapa
político-geográfico de Oriente Próximo y de África, y es posible que el
mariscal haya caído en una trampa mortal: la grabación y emisión masiva de la
quema del piloto jordano así como los coptos por EI (cuya misión no es instalar
ningún califato ni Estado, sino provocar caos y borrar fronteras
establecidas en la II Guerra Mundial), sin duda es una provocación para empujar
a Jordania y Egipto a entrar militarmente en un conflicto que se dirige desde
la OTAN. Si no fuera por un premio más suculento que este, no se entendería que
Obama sacrificara la estabilidad de países como Egipto o Irak ante los
pies del EI. Por cierto, un Egipto débil, dependiente, pobre y en
guerra contra “los países musulmanes” también tranquiliza a su vecino israelí.
En absoluto. No solo EEUU, sino los mismos
gobiernos europeos que hoy se quejan por la oleada de refugiados libios o por
los yihadistas han aterrizado a las puertas del continente, al atacar a Libia durante su
falsa “primavera” tenían la santa intención de
recolonizarla: por eso votaron la Resolución 1973 de 2011 del Consejo de
Seguridad que les pedía “tomar las
medidas necesarias para proteger a los civiles” y durante siete meses lanzaron toneladas de bombas sobre su
población.
Destruir el Estado Libio, y provocar anarquía
en Sahel –desde Malí, Nigeria hasta Camerún-, a través de los criminales de
guerra, guardianes de los intereses de la bancas y las empresas privadas de
recursos naturales, forma parte de la “Operación
Nueva Normalidad” de EEUU en África y su nuevo reparto. Que
pretenda alargar los conflictos que va abriendo en el ”teatro de
guerras simultáneas” para luego ocupar
militarmente aquellos territorios de interés, explotados por enemigos y rivales
como China, Rusia, Francia, Italia y España.
LIBIA-EGIPTO:
EL IRAK-SIRIA DE ÁFRICA
El caso en Libia y una mayor tensión en la
región puede afectar al suministro del 85% del petróleo libio que llega a
Europa, agravando el desplome de la producción que en 2010 fue de 1,6 millones
de barriles por día y hoy es de 300.000. Es más, podrá paralizar el flujo del
gas que corre por el Gasoducto Greenstream que une Libia a Italia.
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