Por Hugo Adan. May 5 2017
Based on
Vicenç Navarro.
El concepto “clase
social” es uno de los factores que ayuda en la lucha ideológica contra el
Feminismo-anti-machista (F-MA). Pero “clase” es solo un factor externo, mi énfasis es
en el factor interno y otros.
En el F-AM es la ilogica y sin-razón del dualismo lo que prevalece. En realidad los opuestos de la diada "hombre-mujer"
no se excluyen. Al contrario, se trata solo de dos caras de misma moneda y si
una cara se devalúa la otra también lo será.
Es lo que ocurre en una familia y
en cualquier ambiente humano. Si uno destruye al otro, destruye la familia. Pero
las contradicciones internas son lo más normal entre seres humanos, a condición
de que excluyan la violencia criminal y favorezcan la negociación MUTUA.
Este
tipo de contradicción si ayuda al cambio mutuo y estimula el desarrollo humano.
Lo negativo, pernicioso e infantiloide es mirar ambos lados de la moneda
como excluyentes y creer que existe entre hombres y mujeres un determinismo auto-destructivo.
Esa creencia nos viene de los dogmas misóginos de la bíblia que
condeno a la mujer a subordinarse al marido y a sufrir y parir con dolor por
haber cometido el error de amar, esto es, el error de haber comido la fruta prohibida.
Hay religiones que van más allá del estigma
bíblico y que sin ser ateos ponen énfasis en la mutua relación constructiva
entre hombre y mujer. Es el caso de religiones asiáticas, indues y la del
imperio inca de los quechuas.
Entre los quechuas el test “humanismo” entre dos seres es que
se auto-construyan en pareja. La pareja ideal no cae del cielo, viene de un
proceso de auto-construcción mutua. Hasta hoy los pueblos quechuas de Peru
obligan a los sacerdotes a casarse si quieren hablar de matrimonio , mujer e
hijos.
No ocurre así con la religión cristiana y las otras dos del medio
oriente (musulmanes y judíos) que reserva la jerarquía eclesial solo para los
varones. De estos viene el anti-feminismo misogeno, lo mas retrogrado de todos
los feminismos (vallas culturales, le llaman los antropólogos).
Pero no estamos
condenados a cargar en nuestro ser las vallas culturales del pasado.
Hay que
aprender lo positivo del pasado, no sus taras culturales (cultural en el
sentido de creencias , prácticas y hábitos) que se auto-reproducen en la mente
de generaciones sin reflexión crítica alguna.
Esas religiones predestinaron
nuestro hábitos de pensar, son por tanto
la madre de todas de mentiras de ayer y hoy, empezando por la subordinación exigida
a reyes y tiranos a quienes sirvieron y sirven aun.
Pero
eso ya no funciona más. La crítica de todo lo existente es lo que prevalece hoy.
En la crítica empezó nuestra liberación y eso continua y continuará aún más con
la decadencia del neoliberalismo actual.
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