Nazanín
Armanian, Agosto 10, 2014
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/1863/por-un-comite-y-una-plataforma-global-contra-las-guerras/
Extractos. Leer el art completo en la web de
arriba
Introducción
Estupor e
impotencia han sido los sentimientos que nos han invadido ante la carnicería
organizada por el gobierno israelí en Gaza. Palestina se ha sentido sola y con
razón, y no solo por el silencio y la pasividad cómplice de los gobiernos
“musulmanes” (algunos, incluso prohibieron manifestaciones en apoyo a las
víctimas), o una ONU desfallecida con un Secretario General a las ordenes de
Estados Unidos, sino también por las escasas, esporádicas y descoordinadas
protestas organizadas que hubo a nivel mundial, además de un “me gusta” y
“comparto” del activismo internatuiyano de sofá. Este conjunto de
factores, que ha animado al gobierno de Netanyahu a seguir exterminando a los
gazatíes, significa también el fracaso de millones de personas que en todo el
mundo luchamos de forma activa por un mundo justo, al no poder frenar un
exterminio humano que sucede delante de nuestros ojos, situación descrita por
el poeta persa Siyavosh Kasrai en uno de sus haikus:
Solo en
mi concha
con una
sola gota de lluvia,
tejía el
sueño de ser una perla
sin
darme cuenta de que, en silencio,
el mar
se secaba al otro lado del muro de mi corazón.
La ofensiva
israelí está coordinada con la nueva ronda del ataque militar de Estados Unidos
a Irak (ver: 23 observaciones sobre la nueva
guerra líquida de EEUU), bajo el pretexto de ayudar a cerca de 100.000 iraquíes cristianos e
izadíes –acusados de adoradores del demonio- perseguidos por el mismo grupo
islamistas al que la OTAN arma en Siria. Mientras convierten esta región en un
infierno de fuego y dolor, Washington y sus aliados europeos y árabes avanzan
en su peligrosísimo plan de desmantelar la Federación Rusa, sin importarles sacrificar la vida
de cientos ucranianos, provocar la huida de miles de sus casas y también
desestabilizar las débiles economías europeas, como es el caso del daño a la
agricultura española por las sanciones impuestas a Rusia.
Así, un intrépido Obama intenta abrir otro frente de guerra en el Cáucaso, en las fronteras
ruso-iraníes con una nueva ronda de conflicto entre Azerbaiyán, socio de la
OTAN e Israel, vs. Armenia, aliada de Moscú.
Conflictos armados a la vista
Tailandia,
Filipinas, Corea del Sur y Japón están creando un frente unido, bajo el
paraguas de la doctrina Obama, para contener a China. La tensión entre dichos estados se
militariza de forma vertiginosa. El gobierno derechista de Tokio se esconde
bajo la amenaza nuclear de Corea del Norte y de China para cambiar el artículo
9 de la Constitución que le impide el uso de la fuerza para intervenir en
conflictos internacionales. Toda una declaración de intenciones en medio del
aniversario del bombardeo atómico de Estados Unidos sobre el país (realizado
por el mero afán de probar en directo los efectos de la nueva arma y atemorizar
a los soviéticos y europeos), en vez de exigirle una simple disculpa,
pendiente desde hace 69 años, a su “aliado” por haber matado a nada menos
que a 200.000 compatriotas.
China, que
se enfrenta a la entrada del intruso occidental en su zona de influencia (¿Se
imaginan buques de guerra chinos patrullando en las del Golfo de México?), y
las provocaciones de los “islamistas” en la provincia musulmana Xinjiang,
va a dedicar 96.000 millones de euros a los gastos militares (los de EEUU es de
medio billón, un tercio del gasto global), un 12% más que en 2013.
En Asia
Central, mientras continúan los ataques militares de la OTAN sobre Afganistán y
Pakistán, las disputas entre Tayikistán y Uzbekistán amenazan a incendiarse.
En África,
tras los ataques militares de varios países occidentales a Costa Marfil,
Somalia, Sudan, Libia, Mali, la República Centroafricana, Nigeria -con supuestas intenciones altruistas en
el rescate de las niñas secuestradas-, Argelia y Mauritania temen estar en
la lista negra de las guerras a suceder.
Estamos ante
las guerras de Cuarta Generación, aquellas que además de “sucias”, de bandera
falsa, de encubiertas, usan el terrorismo de Estado y el de los grupos
delegados (proxis), la alta tecnología capaz de evitar bajas propias y aumentar
el daño a civiles enemigos. Sus promotores las hacen utilizando el timo de la “misión humanitaria”, mientras
no les tiembla la mano a la hora recortar alimentos y medicina a sus propios
ciudadanos, quitar el trabajo y el pan a millones de familias, convirtiéndoles
en “daños colaterales” de la política del saneamiento de la economía
capitalista.
Paremos la devastación planetaria
Desde el
principio de la nueva ronda de la agresión israelí a Gaza, varios presidentes y
millones de ciudadanos latinoamericanos se convirtieron en la vanguardia de la
batalla contra la masacre. La iniciativa boliviana de La Red En Defensa de la
Humanidad (REDH), dirigida por el presidente Evo Morales y apoyada por Eduardo
Galeano, Silvio Rodríguez y Obispo Raúl Vera, entre otros muchos, ya funciona.
Ha boicoteado el comercio con Israel y está trasladando a los heridos
palestinos a sus países. A dicha iniciativa se une un proyecto más amplio: una
PLATAFORMA GLOBAL CONTRA LAS GUERRAS (PGCG, plataformacontralasguerras.pv@gmail.com), que
integraría a ciudadanos y asociaciones. Estaría dirigida por un Comité
Internacional en Contra de la Guerra Global y Permanente (CICGG), cuya misión
es advertir de las consecuencias humanitarias de las guerras sofisticadas que
están en marcha y las que se están gestando e intentar evitarlas.
La
conclusión de la mayoría de los conflictos de América Latina muestra que la paz
es posible, desmontando la falacia de que “la guerra es la salida a las
crisis profundas”, Libia e Irak son ejemplos. Las actuales guerras globales
requieren una respuesta activa, moral y cívica y una movilización a nivel
global. El gasto mundial con fines militares asciende a 3,3 millones de dólares
por minuto, 198 millones de dólares por hora, a 4.800 millones diarios…..y
mañana habrá una y otra guerra. Debemos reclutar a millones de personas bajo el
lema de que la guerra no es que sea el último
recurso, sino que no es un recurso.
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