MAS SOBRE TERRORISMO ISRAELI
El
culpable de tanta muerte en GAZA es Israel y USA,
que les
suministra armas y billones de dólares.
Por Nazanín
Armanian
La espiritualidad individual debe
estar separada de la religión institucionalizada y ésta del poder político. No
hay nada espiritual ni moralidad en el saqueo, violación, aterramiento y
asesinato a otros seres vivos, de disfrutar o beneficiarse de su dolor. No hay
guerras santas, todas son diabólicas.
El asesino mira al fantasma
de la víctima,
no a los ojos, sin remordimiento.
Dice a los que le rodean: no me reprendáis,
tenía miedo (…) Ha sido en legítima defensa.
¡La víctima debería pedir disculpas al asesino
por el trauma que le ha causado! (…)
Pero ¿qué culpa tiene el niño?
Respondieron: Crecería y daría miedo al hijo
del amedrentado.
¿Y qué culpa tenía la mujer?
Dijeron: Daría a luz a la memoria. (…)
Y vitorearon: El miedo, no la justicia, es el
fundamento del poder.
El fantasma de la víctima se les apareció en el
cielo límpido.
Pero cuando abrieron fuego sobre él,
no vieron ni una gota de sangre…
¡Y les entró miedo!
Por Mahmud Darwidsh (Traducido por Luz Gómez García)
Mientras
preparaban la conquista militar de Oriente Próximo y Asia Central en 1990 y
2000, EEUU y sus socios lanzaron una gran campaña publicitaria contra el Islam
y los musulmanes, presentándoles a los habitantes de 52 países del mundo (salvo
a regímenes totalitarios, misóginos y financiadores del terrorismo, Arabia
Saudi, la amiga) como bárbaros y salvajes, necesitados de una inyección del
civismo “ judeo-cristiano”, y transportados por miles de mercenarios, tanques y
bombas (ver: Dos principios de la seudo doctrina
del “Choque de Civilizaciones”).
Las
imágenes de lapidaciones, de mujeres golpeadas y enburkadas, o de islamistas
agarrando cabezas cortadas llenaron los medios de comunicación, a la vez que
unos tertulianos buscaban en el Corán aquellos versículos que justificaran
tales barbaries, y otros las explicaban desde la justicia de la venganza de los
colonizados, ajenos a que tales grupos fanáticos no sólo no representaban a
tantas naciones de ancestrales civilizaciones diferentes, sino que habían sido
fabricados en los tenebrosos sótanos del Pentágono.
Hoy ningún
“contertuliano” se atreverá a preguntar, ni mucho menos afirmar, la relación
entre la religión judía con la masacre de los palestinos, organizada por el
Gobierno israelí, al menos que quiera ser acusado de antisemitismo, con todas
sus consecuencias. El objetivo de este truco-chantaje es impedir cualquier
crítica, incluso constructiva, hacia sus políticas de extrema derecha.
¿Tiene un
fundamento religioso la apología del terror colectivo que propone el profesor
universitario israelí Mordechai Kedar de que violando a las madres o hermanas
de los militantes palestinos éstos dejarían de molestar a Israel? Idea nacida
de una mente pornográfica, que proyecta la dominación masculina de la violencia
sexual individual a la colectiva, involucrando a los soldados de su propio país
en un crimen organizado más. La siguiente pregunta no es si este señor aún
sigue en su puesto, sino ¿qué opinan sus alumnas y sus alumnos al respecto?
LOS
“SUBHUMANOS” DE AYER Y DE HOY
Para
banalizar el mal, haciendo que millones de personas “normales” llegasen a ser
cómplices de sus crímenes, los nazis dividieron el mundo entre humanos
superiores —ellos mismos—, y los Untermensch, «subhumano», que incluían a
judíos, gitanos, eslavos, comunistas y homosexuales, entre otros grupos, a
quienes se les podía subyugar o matar, como a los animales. Estos seres a los
que con los mismos criterios subjetivos torturamos, subyugamos y matamos, a
pesar de que compartimos la misma categoría biológica.
Menachem Begin llegó a llamar a los palestinos “bestias
que caminan sobre dos piernas” e Isaac Shamir dijo que la cabeza de los
palestinos sería aplastada como saltamontes contra las rocas y paredes. Este
tipo de afirmaciones ideológicas de expresión de superioridad y la voluntad de
ejercer un poder devastador sobre otros seres humanos, que estremecían a judíos
como Albert Einstein y Hannah Arendt, abundan en el Antiguo Testamento, al
igual que en otros libros de antiguas religiones. En él, entre ritos y
oraciones, se mezclan el mito sumerio de creación —aunque con la innovación
antinatural de asignarle a un hombre llamado “Adán” para que pare a la mujer—,
la cosmología de los pueblos vecinos, como la dualidad persa —creadora de la
pareja de antagonismo cósmico: Dios/Demonio, paraíso/infierno, Bien/Mal,
etc.)—, relatos de sucesos, algunos no registrados por otras comunidades
vecinas, o normas tomadas prestadas de códigos anteriores, como el de
Hammurabi. Lo mismo sucede con el Corán, o con el Avesta, el Libro de los
zoroastrianos que precede al Antiguo Testamento (ver: El Islam sin velo).
Guerras
no tan santas
La ley de
Talión de Hammurabi, recogida siglos después por la Biblia y el Corán, que en
su momento supuso un gran avance en tanto que prohibía las venganzas
colectivas y desproporcionadas, e imponía indemnizaciones económicas por los
daños hechos (¡si no sería imposible gobernar a un pueblo sin ojos y sin
dientes!), ha sufrido un importante cambio 3774 años después, por el Gobierno
israelí:
“Miles de vidas inocentes por daños
ficticios cometidos contra nadie”. Cierto que Yahvé también sepultó bajo una montaña de rocas y un mar de
fuego a los habitantes inocentes de Sodoma y Gomorra, por la actitud de unos
cuantos hombres del pueblo. Un relato emblemático que es además dos veces
misógino: cuando el profeta Lot pide a los violadores que dejasen en paz
a sus huéspedes varones, ofreciéndoles a sus propias hijas vírgenes —sin voz ni
voto y menores de edad, teniendo en la cuenta las costumbre del tiempo—, y otra
cuando dios convierte a la esposa de Lot en un pilar de sal sólo porque quiso
mirar por última vez a su hogar y su aldea que eran destruidas por la furia
divina. Dios también exterminó a todos los cananeos y amalecitas, incluidos a
los niños, aunque en otras ocasiones les permitía a sus fieles soldados que
tras asesinar a todos los hombres de la localidad, se quedasen con las mujeres,
los niños, el ganado y lo que pillasen se lo quedaran como botín de guerra
(Deuteronomio 20:12-14).
Así han
hecho los gobiernos israelíes en distintas fases de la limpieza étnica
palestina: en Al Nakba en 1948, en Sabra y Shatila en 1982, en Jenin y Nablus
en 2002, y en Cisjordania y Gaza un día sí y otro también.
Al menos 35
rabinos acompañaron a cientos de soldados israelíes camuflados bajo la bandera
de EEUU en Irak, quizás para leerles estos versículos (ver: Combat boots
and kippot),
anulando cualquier posible barrera moral ante las atrocidades planeadas contra
la vida de 25 millones de personas que no les habían hecho nada. Israel fue el
principal instigador y beneficiario de la invasión liderada por EEUU contra
Irak, el principal país árabe que le desafiaba (Ver: 7 motivos (reales) por los que EEUU derrocó a
Saddam Husein).
Aprovechando
el temible avance de los fundamentalismos político-religiosos en el mundo y de
todos los colores, algunos juristas hebreos de EEUU han propuesto restablecer
la pena de muerte por decapitación como una de las cuatro formas de ejecución
talmúdica —junto con la lapidación, la quema, la estrangulación—, y la forma
menos dolorosa de matar a un semejante. Exigir la abolición de la pena capital
es incompatible con su integrismo, al igual que para sus homólogos islamistas.
En Israel, y entre decenas de maneras de intentar el genocidio palestino, se
están utilizando, además de métodos prehistóricos, juguetes muy avanzados:
misiles con sensores que les permiten reconducirlos después del lanzamiento si
se desvían del objetivo. Por lo que matar a los niños en las playas, escuelas
de la ONU y hospitales no podía haber sido por el “defecto de fábrica” del
misil.
Los seres
humanos de diferentes regiones del mundo que un día crearon a las divinidades
para que les protegiesen de las inclemencias naturales, no sabían que iban a
ser rehenes de sus propios inventos y criaturas, y que unos pocos aprovecharían
su fe para nublar su razón y manipularles a su antojo.
La espiritualidad individual debe
estar separada de la religión institucionalizada y ésta del poder político. No hay nada espiritual ni moralidad en el
saqueo, violación, aterramiento y asesinato a otros seres vivos, de
disfrutar o beneficiarse de su dolor. No hay guerras santas, todas son
diabólicas.
-----------
COMENTARIOS
Rafael
Eitan
General israelí, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel y posteriormente diputado del Knesset.
General israelí, Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel y posteriormente diputado del Knesset.
Se le
relacionó con la matanza de Sabra y Chatila. La comisión de investigación del
Knéset determinó la responsabilidad indirecta tanto Eitan como Sharón en la
masacre. Ninguno de los dos fue condenado.
"Cuando
hayamos colonizado la tierra, todo lo que los árabes serán capaces de hacer
será corretear de un lado para otro como cucarachas drogadas en una botella.”
Fue lo que dijo Rafael Eitan, jefe del ejército israelí. Recogido por BBC News. Citado también en Agustín Velloso: "El por qué del boicot a Sudáfrica ayer y a Israel hoy"(rebelion.org).
elblogdelviejotopo.blobspot.com.es
---------
SEE MORE IN:
=======
No hay comentarios:
Publicar un comentario