INTERPRETACIÓN DEL GOLPE EN MOSUL Y SUS CONSECUENCIAS
Introduccion
Por Hugo Adan,
Martes 17 de junio, 2014
Bajo el lema “el ejército iraquí es un ejército de
ocupación” el líder al Duri del Partido Baath logró crear un frente interno dentro del ejercito de al-Maliki
(el Pdte de Iraq) con todos los militares di-satisfechos con su política. En
zonas no shiitas, el ejercito fue fácilmente desmantelado y al parecer con apoyo de altos
mandos del mimo al-Maliki. Ese frente interno de los baathistas logro el apoyo de milicias jihadistas foráneas
que operaban en Syria (básicamente sunis entrenados y armados por NATO y cedidos a ellos por Saudis, Qatar y otros regímenes
fundamentalistas). Con ellos se tomó Mosul, la 2da ciudad más grande de Iraq.
De partida hubo
intereses diferentes –hoy en conflicto-
dentro del frente asi construido. Para el grupo Baath se trata de frenar el
anti-baathismo dentro del ejército y avanzar hacia una nueva unidad del país (nueva
Constitucion y posible Federacion de gobiernos autónomos poli-etnicos). Hay en
estos inspiración antimperialista, como la hay dentro de los shias que hoy
reciben apoyo militar de Iran. Como se une las partes de este frente, es el
problema y como se garantiza a los sunis autonomía en las regiones donde tienen mayoría étnica. De resolverse estos problemas, habría paz en Irak
El mas serio peligro a
la unidad y la paz de Irak es que las milicias jihadistas sunis sean solo mercenarios
al servicio del imperio, por tanto sin interés alguno en ese proyecto. Al
parecer estos solo buscan destruir el gobierno shiita de Maliki y servir asi el interés de Saudis,
Qatar y otras rancias monarquías pro-imperio.
Por lo pronto se ha logrado sacarlos de Mosul y enviarlos a otras zonas (posible la zona Kurda) como lo
advierte el analista de abajo. Si se
evita mayor injerencia de USA, Saudis, Qatar en apoyo de los jihadistas sunis por un lado y si de otro lado se frena la intervención militar de turcos y kurdos, entonces se lograria un equilibrio de fuerzas que facilitaría la unidad del país con un federalismo
multi-etnico. De lo contrario Iraq pierde y NATO balkanizaria estos pueblos
como ocurrió con Yugoslavia.
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INTERPRETACIÓN DEL GOLPE EN MOSUL Y SUS CONSECUENCIAS
Extracto
Los hechos
están empezando a desvelarse. Lo que ocurrió en Mosul fue “un tipo especial de
golpe militar” en el que la facción dirigida por Izzat Ibrahim al-Duri habría
estado trabajando en silencio, con paciencia y astucia durante largo tiempo,
hasta que finalmente logró infiltrar una compleja y formidable red de ex
oficiales excluidos del Ejército durante la desbaacificación, que favoreció a
los oficiales más acordes con el sistema de cuotas sectarias, especialmente en
las provincias de Nínive y Salah al-Din. Parte de una cínica alianza nihilista,
el Estado Islámico de Iraq y Siria (EIIS) ha sido utilizado como “cáscara” en
la que se han incrustado sus movimientos para aterrorizar a sus oponentes.
Los hechos
sobre el terreno en Mosul y Tikrit, sin duda, disiparán los sueños de al-Duri y
de sus milicias en cuestión de meses, si no semanas, aunque ello, por desgracia
será muy amargo y doloroso para los iraquíes de esas regiones.
La primera
pesadilla a la que al-Duri tendrá que hacer frente es el choque inevitable entre
sus hombres y los yihadistas del EIIS y otros grupos. En efecto, los
enfrentamientos ya estallaron recientemente, cuando se expusieron retratos de
al-Duri en las áreas confiscadas por los insurgentes. En última instancia, sin
embargo, lo que sí es cierto es que este golpe de estado conduce seriamente a
la aplicación del plan de partición de Iraq, y ha abierto la puerta a la
intervención directa de los poderes regionales de Irán y Turquía, así como de
Occidente y otras potencias mundiales.
El discurso
de al-Maliki fue endeble, superficial y traicionó su confusión. Parece que su
objetivo principal era aumentar la moral de sus aliados y socios de gobierno y
no mostrar signo alguno de remordimiento o de estar harto de la desinformación
y las mentiras de sus mandos y asesores militares, aun cuando lo que tiene
enfrente es una peligrosa y trascendental derrota militar.
Al-Maliki
dijo que lo que había tras la caída de Mosul era una conspiración y alegó que
sabía los nombres y los datos de quienes lanzaron los rumores y ordenaron a las
tropas que se retirasen, a pesar de que eran más que capaces de repeler el
ataque a la ciudad. Sin embargo, horas después, Tikrit –nada menos– cayó
también a manos de los insurgentes. ¿Es que también en este caso conocía al-Maliki
los detalles y no tuvo tiempo de evitar este segundo golpe? No está claro.
Las
declaraciones de al-Maliki sugieren que hubo un fallo de seguridad en el mando
del ejército de Mosul, diseñado por el EIIL y la facción de al-Duri del Partido
Baaz. Esto es muy creíble, si no muy probable, pero el problema y la causa de
la derrota en Nínive a manos del EIIL y de la insurgencia baasista no residen
allí, sino en el primer ministro y en sus socios del proceso político sectario.
Por una razón: al-Maliki y sus socios no han podido concluir este proceso o por
lo menos hacerlo viable porque fue creado por la ocupación de Estados Unidos
como antítesis del pluralismo y de la diversidad de la sociedad iraquí.
Al-Maliki no
ha conseguido lograr la verdadera reconciliación nacional y comunitaria. Ha
fracasado en los servicios, en la seguridad, y se ha convertido en un
facilitador y protector de la corrupción gubernamental. Su gobierno ha
exacerbado la polarización sectaria y étnica del país, y como resultado de todo
ello, el proceso político ha seguido pudriéndose y está en descomposición. Los
iraquíes patrióticos y democráticos opuestos a la ocupación y al sectarismo
advirtieron hasta la saciedad de las consecuencias negativas que todo ello
comportaba para la unidad y la existencia de Iraq.
La toma de
control de la capital del norte de Iraq y de otras ciudades por parte de EIIL y
de sus aliados, y los acontecimientos de los últimos días, son el certificado
oficial de defunción del proceso político sectario. A al-Maliki sólo le quedan
ahora dos opciones: llevar a Iraq a una devastadora y prolongada guerra civil
que ninguna de las partes ganará, o –y esta es la segunda opción que creo que
al-Maliki no tiene el coraje de asumir– poner fin al proceso político sectario
y convocar una conferencia constitucional con la participación de todas las
fuerzas políticas y dirigentes comunitarios que reforme la Constitución y ponga
en marcha un proceso político nacional que criminalice el sectarismo político,
y declare un Estado laico y civil basado en los principios de ciudadanía y no
en fundamentos confesionales, como los ocupantes y sus aliados querían.
De lo
contrario, en un mes o dos, al-Maliki seguirá vendiéndonos las mismas
afirmaciones, con el agravante de que miles de iraquíes habrán sido asesinados,
heridos o expulsados de sus hogares, y se habrán arrasado muchas más ciudades
mientras la unidad de Iraq y de su pueblo seguirá estando pendiente.
Pero, ¿cómo se ejecutó el golpe Mosul?
Según se han
producido los acontecimientos sobre el terreno, y el análisis de los
testimonios y los informes de noticias, creemos que en el ataque participaron dos facciones
principales: la facción baasista de Al-Duri, a cargo de la
planificación y de infiltrar a oficiales del partido Baaz en la dirección de
las tropas del Gobierno, y de preparar a cientos de combatientes para
integrarlos en las milicias Naqshbandi que reemplazan a las defenestradas milicias baasistas, y los grupos takfiríes como el EIIL, Ansar al-Sunna,
y otros, que proporcionaron combatientes bien entrenados.
A ello hay
que sumar las fuerzas tribales y sectarias dirigidas por gente como Harez
al-Dhari, quien desde Amán dio su bendición al golpe, Ali Hatem [dirigente del
Movimiento Despertar], y clérigos como Rafi Rifai y Abdul Malik al-Saadi, que
siempre han afirmado que en las regiones occidentales, el ejército iraquí es un “ejército de
ocupación”. Entre tanto, según
testigos que se expresaron en la web de noticias Al-Badil Al-Iraqi, los hombres armados
que irrumpieron en primera instancia en Mosul no eran en su mayoría iraquíes.
Más tarde, aquellos fueron reemplazados por militantes iraquíes vestidos de
camuflaje quienes protegieron los bancos y las instalaciones públicas, mientras
que los combatientes extranjeros se trasladaban a otros frentes de batalla.
La trama se
llevó a cabo sin problemas y fácilmente, en la hora cero predeterminada que el
liderazgo golpista había transmitido a sus “topos” en el interior del ejército
iraquí en las provincias de Nínive y Salah al-Din. Así que los comandantes del
ejército, como el Jefe Adjunto del Estado Mayor Abbud Qanbar y el comandante de
las Fuerzas Terrestres Ali Ghaidan se encontraron sin un ejército o sin
oficiales de rango medio, y su única opción fue solicitar que las milicias
kurdas los evacuasen a la cercana ciudad de Erbil.
Vale la pena
señalar que las miliciass Peshmerga (kurdos) han jugado un papel sospechoso en los
sucesos de Mosul; existen informaciones de que las milicias kurdas forzaron a
los militares iraquíes en retirada a desvestirse y ponerse ropas de civil,
antes de fotografiarlos de tal modo que sugería que estaban huyendo de la
batalla.
Las consecuencias del golpe de Mosul
Entre las
principales consecuencias a medio y largo plazo del golpe de Mosul orquestado
por al-Duri y sus aliados de los grupos salafistas suicidas, podemos destacar
las siguientes:
– Iraq está en vías
de ser dividida en mini-Estados sectarios o, al menos, las provincias de
Nínive, Tikrit, y sectores de Diyala podrían desmembrarse de Iraq por la fuerza
de las armas. Las especiales circunstancias tribales de Anbar, sin
embargo, hacen difícil ejecutar un plan similar allí. De hecho, Anbar mantiene
una identidad nacional iraquí fuertemente arraigada, y ya se frustró un plan
para convertir esta provincia en una región autónoma a pesar del clamor general
en ese sentido por parte de partidos dominantes. Asimismo, la hostilidad hacia
los grupos takfiríes es fuerte en toda la provincia, quizá con la
excepción de Faluya, aunque existen fricciones locales que no se visualizaron
en el pasado reciente y que dañan ahora las relaciones entre las comunidades y
clanes de Anbar y Nínive.
– Se ha abierto la
puerta a la intervención regional, especialmente por parte de Irán y de sus
cálculos sectarios y sus preocupaciones respecto a la beligerancia occidental,
y de Turquía, que opera con cálculos similares, además de con sus viejas ambiciones sobre la
“provincia de Mosul” del Imperio Otomano. También se ha abierto la puerta a la
intervención occidental, que podría adoptar la forma de un retorno directo
aunque gradual a Iraq de fuerzas de ocupación estadounidenses, o al menos, la
forma de un respaldo sustancial al sistema sectario de manera que garantice
mayor dependencia de Estados Unidos.
– El golpe de Mosul
ha puesto fin a la idea de detener o siquiera disminuir la desbaacificación en el
contexto de la Ley de Responsabilidad y Justicia. Por el contrario,
el actual gobierno podría lanzar una violenta campaña general contra los
baasistas, y ya no será fácil que las voces de la izquierda democrática que
reclaman que se ponga fin a la desbaacificación, o que se reduzca su aplicación
–o que se le considere un delito y no un proceso político– sigan manteniendo
esas reclamaciones. Por una razón, se ha demostrado más allá de toda duda que
la obsesión crónica del Baas con los complots y los golpes de estado es
incurable, lo que significa que miles de inocentes pueden acabar pagando el
precio de la insensatez de al-Duri y de su ansia de poder [...].
– El golpe será el
último clavo del ataúd del “sadamismo” y las fuerzas de mentalidad miliciana de
Iraq; fortalecerá las llamas de la polarización sectaria al abrir la puerta al enfrentamiento sectario entre
los iraquíes árabes. En el proceso, se ha añadido un nuevo episodio vergonzoso
al registro del Partido Baaz de Sadam: si sus enemigos saben que el Baaz
cooperó con la inteligencia occidental en el pasado para llevar a cabo sus
golpes, el Baaz al mando de al-Duri lo está haciendo con grupos extremistas que
han matado a decenas de los suyos, y con terroristas suicidas que han hecho
estallar a civiles iraquíes en calles y casas [...]. Puede que esto mueva a
algunos miembros leales al ideario del partido Baaz iraquí y a su experiencia a
oponerse a lo que ha sucedido, aunque no somos muy optimistas al respecto.
– El golpe le costará
al Gobierno Regional de Kurdistán la pérdida de la provincia de Kirkut, rica en
petróleo y étnicamente diversa. La provincia ha estado prácticamente
bajo la ocupación de los Peshmerga kurdos desde el 12 de junio. No habrá
muchos árabes suníes que corran en su defensa después de lo ocurrido en Mosul y
Tikrit. Sin embargo, la provincia de Anbar, puede extenderse hasta las
provincias del centro y del sur para formar el núcleo de un Iraq diferente que
ponga fin a los mini-estados dirigidos por las milicias sectarias en Mosul y en
otras partes, si cae el sistema sectario en Bagdad.
– En la otra
cara de este panorama sombrío, el golpe también podría significar el fin de la era de
compartir el poder sectario y de la Constitución redactada por la ocupación,
tras haberse demostrado que es una amenaza a la unidad de Iraq, a su integridad
territorial y al bienestar de sus gentes. La pregunta ahora es:
¿como acabar prácticamente con esta era y poner en marcha el proceso de
construcción de un Iraq basado en la ciudadanía y en la igualdad, sobre las
ruinas del Iraq de las sectas y de las cuotas?
Fuente
original: http://english.al-akhbar.com/content/iraq-understanding-coup-mosul-and-its-consequences
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