ES EL SISTEMA NEOLIBERAL LO QUE HAY QUE CAMBIAR
Hugo Adan,
april 6, 2013
1. Revisando historia y los viejos debates que
al parecer vuelven
Cuando el sistema
capitalista emergió y arrasó con la vieja social feudal, Bakunin y Marx fueron más
allá del socialismo utópico y estudiaron la dinámica del nuevo sistema, los principios en que se sustenta
y los problemas que crearía en el futuro
inmediato y mediato. Para Bakunin el
problema residida en la creación de Estados teocráticos (Dios protege mi nación)
en reemplazo de las viejas monarquías. Este joven hegeliano consideraba que el
principal opresor, El Estado, se
afirmaba en una locura inducida en las masas (la ficción Dios) y en una institución, las
iglesias, esa tabernas celestiales donde los oprimidos olvidan sus miserias a
cambio de la promesa de un reino celestial que compensará su sufrimiento paciente en este mundo (a mas penas aquí, mas
felicidad allá). Se trata de crear una sociedad horizontal donde los
productores controlen directamente su comercio y las finanzas mediante
cooperativas, indicaba Bakunin. La tesis de que la liberación de los
trabajadores será obra de ellos mismos, nació de esta cantera y fue adoptaba
por la 1ra internacional en la que militaban otros jóvenes hegelianos.
Para el joven
hegeliano Marx, el
colectivismo cooperativo requería de un Estado porque el problema no es de
individuos organizados, sino de clases organizadas. Los bolcheviques con Lenin y Trotsky crearon ese
Estado y Stalin lo burocratizo e hizo tan cruel y opresivo como lo fueron y son
los Estados capitalistas del mundo actual.
Marx inició su trabajo con las Tesis de Feuerbach, el proyecto de joven
hegeliano, del que jamás se desprendió ni concluyó, pero que si maduró a
expensas de abandonar el método (el antropologismo feueriano que consideraba
que el problema residía en la auto-conciencia o auto-percepción del progreso
humano aun atado a dogmas y taras del idealismo religioso). Había que abandonar
esa percepción para poder entender la naturaleza de la revolución del 48 en
Alemania, una revolución cargada de idealismo democrático-burgues de la
naciente sociedad.
Si para Feuerbach todo
era cuestión de cambiar el idealismo religioso por una concepción más objetiva,
realista, biológica y/o materialista del ser humano, para Marx eso solo conducía
a una visión contemplativa del mundo a expensas de la praxis social. El mundo no solo requería una
buena interpretación, exigía además organizar a las clases que estaban siendo
avasalladas por el nuevo sistema, lo que formuló en su Manifiesto y desarrollo
en su Critica de la Economía Política. Para
Feuerbach la dependencia del hombre a dioses y otros mitos del pasado generaba
en él una doble dependencia, 1ro la del hombre frente a sociedades y
regímenes opresivos y autoritarios que las iglesias avalaban y bendecían y, 2do, a la errada percepción del hombre
sobre la naturaleza. Nos referimos al triunfo del racionalismo y cientificismo, percepción
dominante de entonces que consideraban al experimento y la lógica como única
fuente del saber y del conocimiento. De allí derivo el mandato moral de dominar
y usar sin piedad los recursos naturales. Ese triunfo del racionalismo ha
concluido, ha sido derrotado, fue una trampa dice R Wright, hemos terminado
siendo dominados por fuerzas sociales y naturales que no podemos controlar.
Quizá tuvo razón Marx cuando
propuso la transición dialéctica desde lo singular a lo particular y de allí a
lo universal como forma de percepción y construcción de conocimiento. Sin una visión del todo, no hay
forma de entender al individuo y sus clases, y si, a la inversa, no se
empieza en el análisis de las
condiciones materiales de existencia de
un ser humano, para luego ubicarlo en la clase a la que pertenece y, a esta, dentro del sistema universal del que hace parte, no hay forma de
entender nada. Para Marx, la tarea de
reemplazar solo la inconciencia del
hombre frente a la vida y el mundo, ese antropologismo que colocaba al hombre
como individuo frente a un sistema, facilitaba su dominación por la nueva clase
emergente y su impotencia frente a las fuerzas de la naturaleza. Para Marx
la propuesta de Feuerbach de generar
nueva conciencia y nueva moral frente
a la religión dominante, conduce solo a una lucha ideológica apartada de lo
social.
Al final, esa forma feueriana de percibir el mundo está condenada a
elegir entre dos polos de un falso dilema:
o elegir una nueva religión donde el amor por el ser humano seria lo central (eso que empieza en la auto-contemplación
y el rezo en la esquina de un cuarto y que
termina en la esquina de una calle apoyando a un mendigo o donando a una causa
humanitaria. Este humanismo simplemente
reproduce la inmoralidad del sistema y convierte en héroes a los donantes de
los super-paks de hoy. La otra opción
del dilema acaba en la propuesta de una reforma educativa donde el individuo al
margen de la clase a la que pertenece tenga la misma oportunidad de venderse o no,
de perecer o no, frente a la
sirenas de la felicidad y del buen pago que ofrecen los nuevos dueños del
sistema. Esto es, eso acaba en las
nuevas versiones de liberalismo inmoral actual, lo que hoy ha entrado en irreversible proceso de descomposición.
Esos fueron los debates a inicios del sistema capitalista
y pareciera que nada ha cambiado desde entonces (desde mediados del novecientos hasta los inicios del siglo 21). Hemos caído en una trampa, concluyó Ronald
Wright en su Short History of Progress, en la trampa del progreso. Su advertencia lleva también el viejo sello del antropologismo feueriano, solo que ahora viene preñada de determinismo: caminamos hacia la auto-destruccion del
mundo, indica R Wright. Hudson trato de corregir ese atavió ideológico determinista y cabe ahora preguntarnos si lo que nos deja Hudson como única opción,
el “sobrevivir” en esta trampa, como lo
indica el titulo del ensayo de Michael Hudson “Surviving Progress (Ver http://michael-hudson.com/2012/09/surviving-progress-transcript/
) es realmente única opción hoy en día.
A mi ver eso de que
solo nos queda el sobrevivir equivale a
congelar la poderosa acción de masas contra las grandes corporaciones que lucran con la guerra y
siembran de miseria la existencia del ciudadano común. Eso de creer que el hombre
es malo por naturaleza me suena a teología cristiana (nacimos pecadores y solo
nos curamos temporalmente con el agua bendita del pope y su iglesia) mesclada
con la ficción enfermiza de Hollywood (we americans are killers desde que
nacemos). Frente a eso solo cabe la resignación,
la sobrevivencia. No es ya posible ninguna revolución. Somos las nuevas víctimas
del viejo fatalismo extra-terrestre. El neoliberalismo es el final de la
historia.
La realidad sin
embargo viene mostrando que todo eso es falso.
Volveré sobre ello.
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