martes, 9 de abril de 2013

ES EL SISTEMA NEOLIBERAL LO QUE HAY QUE CAMBIAR



ES EL SISTEMA NEOLIBERAL LO QUE HAY QUE CAMBIAR
Hugo Adan, april 6, 2013 

1. Revisando historia y los viejos debates que al parecer vuelven

Cuando el sistema capitalista emergió y arrasó con la vieja social feudal, Bakunin y Marx fueron más allá del socialismo utópico y estudiaron la dinámica del nuevo sistema, los principios en que se sustenta y  los problemas que crearía en el futuro inmediato y mediato. Para Bakunin el problema residida en la creación de Estados teocráticos (Dios protege mi nación) en reemplazo de las viejas monarquías. Este joven hegeliano consideraba que el principal opresor,  El Estado, se afirmaba en una locura inducida en las masas  (la ficción Dios) y en una institución, las iglesias, esa tabernas celestiales donde los oprimidos olvidan sus miserias a cambio de la promesa de  un reino celestial  que compensará  su sufrimiento paciente  en este mundo (a mas penas aquí, mas felicidad allá). Se trata de crear una sociedad horizontal donde los productores controlen directamente su comercio y las finanzas mediante cooperativas, indicaba Bakunin. La tesis de que la liberación de los trabajadores será obra de ellos mismos, nació de esta cantera y fue adoptaba por la 1ra internacional en la que militaban otros jóvenes hegelianos. 

Para el joven hegeliano Marx, el colectivismo cooperativo requería de un Estado porque el problema no es de individuos organizados, sino de clases organizadas.  Los bolcheviques con Lenin y Trotsky  crearon ese Estado y Stalin lo burocratizo e hizo tan cruel y opresivo como lo fueron y son los Estados capitalistas del mundo actual.  Marx inició su trabajo con las Tesis de Feuerbach, el proyecto de joven hegeliano, del que jamás se desprendió ni concluyó, pero que si maduró a expensas de abandonar el método (el antropologismo feueriano que consideraba que el problema residía en la auto-conciencia o auto-percepción del progreso humano aun atado a dogmas y taras del idealismo religioso). Había que abandonar esa percepción para poder entender la naturaleza de la revolución del 48 en Alemania, una revolución cargada de idealismo democrático-burgues de la naciente sociedad. 

Si para Feuerbach todo era cuestión de cambiar el idealismo religioso por una concepción más objetiva, realista, biológica y/o materialista del ser humano, para Marx eso solo conducía a una visión contemplativa del mundo a expensas de la praxis social. El mundo no solo requería una buena interpretación, exigía además organizar a las clases que estaban siendo avasalladas por el nuevo sistema, lo que formuló en su Manifiesto y desarrollo en su Critica de la Economía Política. Para Feuerbach la dependencia del hombre a dioses y otros mitos del pasado generaba en él una doble dependencia, 1ro la del hombre frente a sociedades y regímenes opresivos y autoritarios que las iglesias avalaban y bendecían  y, 2do, a la errada percepción del hombre sobre la naturaleza. Nos referimos al  triunfo del racionalismo y cientificismo, percepción dominante de entonces que consideraban al experimento y la lógica como única fuente del saber y del conocimiento. De allí derivo el mandato moral de dominar y usar sin piedad los recursos naturales. Ese triunfo del racionalismo ha concluido, ha sido derrotado, fue una trampa dice R Wright, hemos terminado siendo dominados por fuerzas sociales y naturales que no podemos controlar. 

Quizá tuvo razón Marx cuando propuso la transición dialéctica desde lo singular a lo particular y de allí a lo universal como forma de percepción y construcción de conocimiento. Sin una visión del todo, no hay forma de entender al individuo y sus clases, y si, a la inversa, no se empieza  en el análisis de las condiciones materiales de existencia  de un ser humano, para luego ubicarlo en la clase a la que pertenece y,  a esta,  dentro del sistema  universal del que hace parte, no hay forma de entender nada. Para Marx, la tarea de reemplazar  solo la inconciencia del hombre frente a la vida y el mundo, ese antropologismo que colocaba al hombre como individuo frente a un sistema,   facilitaba su dominación por la nueva clase emergente y su impotencia frente a las fuerzas de la naturaleza. Para Marx la propuesta de Feuerbach de generar  nueva conciencia y  nueva moral frente a la religión dominante, conduce solo a una lucha ideológica apartada de lo social. 

Al final, esa forma feueriana de percibir el mundo está condenada a elegir entre dos polos de un falso dilema: o elegir una nueva religión donde el amor por el ser humano seria  lo central (eso que empieza en la auto-contemplación y el rezo en la esquina de un cuarto  y que termina en la esquina de una calle apoyando a un mendigo o donando a una causa humanitaria. Este humanismo  simplemente reproduce la inmoralidad del sistema y convierte en héroes a los donantes de los super-paks de hoy. La otra opción del dilema acaba en la propuesta de una reforma educativa donde el individuo al margen de la clase a la que pertenece tenga la misma oportunidad de  venderse o no,  de perecer  o no, frente a la sirenas de la felicidad y del buen pago que ofrecen los nuevos dueños del sistema.  Esto es, eso acaba en las nuevas  versiones  de liberalismo inmoral actual,  lo que hoy ha entrado  en irreversible proceso de descomposición. 

Esos fueron  los debates a inicios del sistema capitalista y pareciera que nada ha cambiado desde entonces (desde mediados del novecientos  hasta los inicios del siglo 21). Hemos caído en una trampa, concluyó Ronald Wright en su Short History of Progress, en la trampa del progreso. Su advertencia  lleva también el viejo sello del  antropologismo  feueriano, solo que ahora viene preñada de determinismo: caminamos hacia la auto-destruccion del mundo, indica R Wright. Hudson trato de corregir ese atavió ideológico  determinista y cabe ahora preguntarnos si lo que nos deja Hudson como única opción, el  “sobrevivir” en esta trampa, como lo indica el titulo del ensayo de Michael Hudson “Surviving Progress  (Ver http://michael-hudson.com/2012/09/surviving-progress-transcript/ ) es realmente única opción hoy en día. 

A mi ver eso de que solo nos queda el sobrevivir  equivale a congelar la poderosa acción de masas contra las grandes  corporaciones que lucran con la guerra y siembran de miseria la existencia del ciudadano común. Eso de creer que el hombre es malo por naturaleza me suena a teología cristiana (nacimos pecadores y solo nos curamos temporalmente con el agua bendita del pope y su iglesia) mesclada con la ficción enfermiza de Hollywood (we americans are killers desde que nacemos).  Frente a eso solo cabe la resignación, la sobrevivencia. No es ya posible ninguna revolución. Somos las nuevas víctimas del viejo fatalismo extra-terrestre. El neoliberalismo es el final de la historia.

La realidad sin embargo viene mostrando que todo eso es falso.  Volveré sobre ello.  

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