miércoles, 27 de abril de 2011

WASHIGNTON EN EL BARRANCO

Washington embarrancado

Un imperio de autócratas, aristócratas y matones uniformados comienza a tambalearse
Alfred W. McCoy y Brett Reilly. Tom Dispatch. ABRIL 27, 2011

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=127207

Introducción del editor de Tom Dispatch

Las potencias imperiales se protegen de los riesgos. El ejemplo reciente más impresionante es Egipto. Mientras el Pentágono inyectaba dinero en las fuerzas armadas egipcias (aproximadamente 40.000 millones de dólares desde 1979), gracias a WikiLeaks sabemos que el gobierno entregaba montos mucho más pequeños (millones, no miles de millones) a diversas “organizaciones financiadas por el gobierno de EE.UU.” con ciertas relaciones con el Congreso o con los partidos demócrata y republicano. Parte de ese dinero, a su vez, se invertía en “campañas de construcción de la democracia” orientadas a enseñar a jóvenes activistas egipcios cómo organizar un movimiento contra su gobernante autocrático, cómo hacer mejor uso de las redes sociales, etc.

En otras palabras, en Egipto (y en otros sitios de Medio Oriente) Washington financiaba tanto a los autócratas como a los jóvenes activistas que se les oponían y quienes jugaron un papel crucial en Egipto en el movimiento de la Plaza Tahrir que derrocó al presidente Hosni Mubarak. Como dijo al New York Times uno de los activistas: “Aunque apreciamos el entrenamiento que recibimos a través de las ONG patrocinadas por el gobierno de EE.UU., y nos ayudaron en nuestras luchas, somos conscientes de que el mismo gobierno también entrenó al servicio de investigación de seguridad del Estado, responsable del acoso y encarcelamiento de muchos de nosotros”.

Mientras tanto, gracias a otros documentos del Departamento de Estado publicados recientemente por WikiLeaks, sabemos que, por lo menos en un país de Medio Oriente donde Washington no apoyó con entusiasmo al autócrata local –Siria– el Departamento de Estado canalizó cantidades importantes de dinero hacia el “financiamiento secreto de… grupos políticos opositores y proyectos relacionados, incluido un canal de televisión satelital que transmite programación antigubernamental al el país”. Preparaba, en otras palabras, una nueva elite para un futuro “cambio de régimen”.

Es una especie de grotesca ironía que una parte significativa del alto comando militar egipcio haya estado a finales de enero en Virginia del Norte, asistiendo a una reunión anual del Comité de Cooperación Militar Egipto-EE.UU., cuando se armó la grande en la Plaza Tahrir, gracias a esos activistas egipcios, algunos entrenados con dinero de Washington. La creación o apoyo de elites, como escriben Alfred McCoy y Brett Reilly, siempre ha sido crucial en el manejo de los imperios globales. E incluso las elites clientes es uno de los temas a los que pocas veces se dedica mucha atención, a pesar de que Gran Bretaña, por ejemplo, gobernó durante interminables décadas el Raj Indio con eficiencia impresionante, aunque opresora, con una cantidad sorprendentemente pequeña de personal de Inglaterra. ¿De qué otra manera, después de todo, podía seguir existiendo un imperio global?

Y sin embargo, a medida que decrece la fuerza y la influencia de la gran potencia, esas apuestas –como la que Washington hizo en Egipto– comienzan a salir mal, desde un punto de vista imperial. Si McCoy, colaborador regular de TomDispatch y autor reciente de Policing America’s Empire, y Reilly tienen razón, el toque de Washington cuando se trata de mantener en línea a elites locales puede ciertamente haberse embarrancado. Tom

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