Hugo Adan
Diciembre 23, 2011
Reflexion cfritica sobre el articulo "Ser elegido con la izquierda para gobernar con la derecha" de Oscar Ugarteche publicado por Alai-AmLatina"
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Lo cierto es que el Pdte electo solo conto con el voto popular pero no con bases sociales mobilizables a nivel nacional como para implementar paros nacionales del nivel de 1976-79 (las reformas de Velasco si dieron evidencia de que se estaba en la izquierda de la balanza y por ello el pueblo se mobilizo en forma contundente). Ollanta tampoco tenia bases politicas ni institucionales con las cuales implementar desde arriba una "revolucion" o algo parecido.
La masacre politica no ocurrio el 10 de diciembre cuando Ollanta defenestro a los figurones de la izquierda, ocurrio el 2010 cuando se implemento el DL fuji-aprista que destruyo las posibilidades de gobernabilidad democratica del pais. Los Pdtes de Region y los Alcaldes "electos" fueron defenestrados de poder real y sde instituyo en cambio una fragmentacion caotica de desgobierno "democratico".
La unica buena intencion politica que motivo el apoyo popular a Ollanta fue el restablecimiento de la Constitucion del 79 y eso fue lo que se esperaba a los 3 meses de gobierno. Para eso necesitaba el apoyo de un sector de las FFAA dispuesta a defender la soberania nacional contra el saqueo trasnacional y lo que hizo Ollanta el 10 de diciembre fue confirmar que esa base de poder tampoco existia.
Que pudo haberla organizado?. No tuvo cojones ni inteligencia alguna ni hubo entre los figurones de izquierda nadie que le pudiese haber sugerido el como hacerlo. Quiza se necesito expertos en programa "What if" (un softwar del viejo Lotus adaptado a las ciencias politicas. Hoy hay ya varias versiones del mismo)y no hubo esos tecnicos, lo que abundaron fueron arribistas que ladraron a un fantasma virtual inexistente.
Peor hubiese sido si subia la oligarquia al poder. El sunami de demandas populares contenidas pudo haber estallado con igual o mas fuerza si llegaba la cerda del fujimorismo al poder o si llegaba el agente de Wall Street PPK o cualquier felon del Apra, esa vieja camada de corruptos y podridos capituladores.
Ollanta pudo haber usado la energia natural del sunami en movimiento y colorse a la cabeza de la ola y pudo haberle dado dimension nacional a las demandas llamando al cambio de la Constitucion y a nuevas elecciones con un nuevo JNE. Significaba partir de zero pero de un zero que Ollanta y el pueblo controlarian. Pudo haber declarado que el voto no le dio poder por la traicion apro-fujimorista contra la gobernabilidad democratica y llamar al Referedum nacional para el cambio de Constitucion. Por supuesto que la oligarquia lo iba a desconocer, pero esa era su unica opcion de existencia. Puede aun serla. pero ha mostrado ya al Peru y al mundo que el aun no existe ni existio jamas. Amontonar troncos para detener el sunami fue lo mas ridiculo que pudo haber hecho.
Lo unico que le queda al pueblo es evitar el enfrentamiento y empezar de nuevo, organizando de inmediato la resistencia popular abierta y clandestina y marchar hacia el Paro Nacional una vez que pase la marea. La energia de esta masa esta intacta y solo hay que evitar que sus cuadros medios sean liquidados.
En terminos politicos Ollanta no existe ni quizo existir. El movimiento popular si existe y hay que preocuparse ahora de que su redes de comunicacion y articulacion no sean destruidas. Lo demas solo requiere imaginacion creadora y de eso si hay mucho en Peru.
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Perú: Ser elegido con la izquierda para gobernar con la derecha
Oscar Ugarteche
ALAI AMLATINA, 19/12/2011.- Ollanta Humala en 136 días ha producido una
“masacre política”, dejando en la calle a aquellos que lo construyeron
como candidato, le escribieron los discursos y le pagaron la campaña
electoral.
La construcción de un candidato presidencial es un proceso complejo de
construcción de imagen, de discurso, de configuración de alianzas y en
última instancia de visibilidad real. Construir un candidato cuesta
dinero y esfuerzo de mucha gente. El entorno del futuro candidato hace
este esfuerzo en un acto de fe política convencido de que éste podrá
cambiar el rumbo de la historia. Es lo que el Banco Mundial llamaría un
acto de inclusión social. Los/las jóvenes repartidos por el país hacen
campañas y rompen el descrédito de la política para que las nuevas
generaciones voten por la izquierda y no por la derecha y para que las
generaciones mayores retomen su compromiso con la sociedad, perdido ante
las frustraciones de décadas de luchas truncas. Haciendo camino al
andar, cada grupo de trabajo inventa un imaginario progresista y trata
de empatar eso con lo que se ve en el horizonte.
La división derecha/izquierda está delineada por una consciencia
ambiental versus políticas extractivistas; democracia participativa
versus democracia electoral; derecho al cuerpo versus la sexualidad
reproductiva compulsiva; las mejoras en los salarios y en la
distribución del ingreso versus concentrar el ingreso y aquietar a los
mercados; políticas económicas heterodoxas versus políticas económicas
ortodoxas; modelo de crecimiento exportador versus un modelo de
crecimiento hacia adentro; más impuestos a los ricos versus
exoneraciones tributarias; lucha contra el racismo y toda forma de
discriminación versus el status quo.
Caído el bipolarismo internacional en 1990, hay la búsqueda por la
construcción de un nuevo regionalismo político multipolar versus la
unipolaridad militar con la que Estados Unidos actúa, dada su pérdida de
liderazgo global.
La lucha de clases hoy día es más compleja que la lucha entre ganancias
y salarios únicamente porque lo que está en juego es el planeta. La
lucha salarios-ganancia la ganó el sector financiero, que consolidó en
el mundo occidental una participación cada vez menor de salarios en el
PIB a cambio de una concentración creciente del ingreso. Esta ha sido la
razón de ser de las protestas de los Indignados españoles y de Occupy
Wall Street así como de los precursores de los cambios en todo el
Mediterráneo.
Es ya una práctica instalada que los presidentes/alcaldes/gobernadores,
con o sin partido de izquierda, una vez electos, patean su tablero e
intentan colocarse al centro político, acomodándose con el poder contra
el cual estaban corriendo. Esta transición política deja a algunos
viejos actores fuera de juego e introduce a unos nuevos actores en el
escenario. La razón esgrimida por los electos es que hay que ser elegido
con la izquierda para gobernar con la derecha. Los gobiernos
progresistas de América del Sur y la social democracia europea están
llenos de esto.
El más reciente miembro del creciente club de los tránsfugas es el
presidente peruano sobre el que algunos cifraron muchas esperanzas. Un
gobierno de izquierdas en el Perú podría haber significado la
consolidación del proyecto sudamericano. El viraje peruano, al que ya
estamos acostumbrados desde la elección de Alberto Fujimori Fujimori
(AFF) en 1990, fue más brusco que entonces. En 1990, AFF tardó dos años
en sacar a sus compañeros de ruta electorales del gabinete y rompió las
alianzas finalmente cerrando el congreso el 5 de abril del 1992 con el
autogolpe. Es decir, tardó 608 días en sacar del gabinete a todos los
“progresistas” y un mes más para eliminar a sus asesores de campaña
antes de asumir el gobierno.
Ollanta Humala (OH) en 136 días ha producido una “masacre política”,
dejando en la calle a aquellos que lo construyeron como candidato; le
escribieron los discursos y le pagaron la campaña electoral. Las
alianzas políticas siguen en la bancada del Congreso dentro de una
cancha rayada muy complicada. Si sus compañeros de bancada se van porque
los ha defraudado, gobernará con Fujimori y el Apra. Por las dudas, el
presidente del Congreso habla de la necesidad de indultar al reo AFF y
boicotea la labor de la comisión contra la corrupción del régimen de
Alan García Pérez. De manera insólita el gobierno progresista de OH no
puede hacer lo que el gobierno de Toledo de centro derecha logró,
enjuiciar la gran corrupción. El Parlamento no ayuda a OH en su labor o
el presidente del Congreso hace puentes para el cambio de alianzas
final. La “masacre política” del 10 de diciembre ocurrió cuando 11 de 17
ministros fueron defenestrados tras un acto presidencial, donde primero
desautorizó públicamente al Premier en unas negociaciones con la
población en Cajamarca; en segundo lugar decretó el estado de emergencia
en la zona minera aurífera en debate. Y finalmente metió a la cárcel a
los responsables políticos de la zona que estaban en Lima intentando
encontrar una solución pacífica al conflicto originado por las demandas
de una empresa que quiere utilizar cuatro lagunas para sus actividades
mineras, contrariando la opinión de la población de la zona que quiere
mantener sus lagunas.
Fue tanto una “masacre política” como una demostración de estilo
político. Ya puede el presidente cerrar el recién abierto Ministerio de
la Inclusión Social y ahorrarle al Ministerio de Economía y Finanzas
(MEF) unos soles. Lo “eficiente” es que sean programas del Ministerio de
la Presidencia. Alguien tendría que explicarle al presidente la
distancia entre la eficiencia económica y la eficiencia política y que
la inclusión social es un tema de política macroeconómica y no ajeno a ésta.
En la relación con Estados Unidos hay que enfatizar que éste fue el
último país visitado por Humala en el hemisferio tras su elección, luego
de su gira por Suramérica. Visitó al Consejo Nacional de Defensa de
dicho país en julio porque hay en el Perú, según Mónica Bruckman de la
Universidad Federal de Rio y Ana Esther Ceceña del Observatorio
Geoestratégico de la UNAM, igual o mayor numero de militares
estadounidenses en el Perú que en Colombia y porque el Perú está además
lleno de bases aéreas estadounidenses.
El primer visitante oficial estadounidense al Perú el 29 de noviembre
del 2011 fue el General William Brownfield, subsecretario de Estado de
los Estados Unidos para Asuntos Antinarcóticos y Policiales. Antes
Brownfield fue embajador de Estados Unidos en Colombia durante los años
de Álvaro Uribe, el aliado más fuerte de Washington en América Latina.
El 23 de noviembre, en el marco de la celebración del 50 aniversario de
la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), el Ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo
Orbegoso, condecoró a su director en el Perú, Richard Goughnour, con la
orden “El Sol del Perú” en el Grado de Gran Cruz.
En setiembre, a un mes de asumido el nuevo gobierno, el programa de
cooperación de Estados Unidos con el Perú se amplió de 230 millones a
293 millones de dólares para el periodo 2008-2012 que en los hechos
quiere decir que le han dado a Humala 60 millones de dólares más para el
inicio de su gestión. Con esto se podría sugerir que el Perú está
alineado con Washington al igual que Colombia, México y Chile y sigue en
el llamado Arco del Pacifico.
Es decir que no hay variación sustantiva en la política exterior
contrario a lo que se esperaba por sus dos discursos sobre la materia
donde enfatizó la importancia del multilateralismo y de Suramérica.
Consciencia ambiental versus políticas extractivistas
El Perú es y será un país minero. Esta condena al rentismo ambiental es
una amenaza no solo para los pobladores de la sierra donde yacen las
minas, sino para todo el planeta. Los Andes peruanos se han quedado sin
nieve desde hace más de dos décadas mientras se irriga el desierto en la
costa, cambiando así el ecosistema. La minería genera divisas y deja
pasivos ambientales que se han convertido en un problema mayor en la
zona de Cajamarca. En el mes de setiembre había 90 conflictos
socioambientales latentes relacionados a la minería y estos comenzaron a
estallar en el mes de noviembre cuando la población comenzó a sentir que
no pasaba nada con sus demandas anteriores al cambio de gobierno.
El discurso electoral de Ollanta Humala estuvo centrado en la conciencia
ambiental y nombró al ministerio del ramo a un mentor político de OH,
Ricardo Giesecke. Giesecke, un experto internacional en temas
ambientales, fue del grupo pequeño del entorno de Humala desde 2005. En
dicho ministerio estaban dos viceministros de izquierda relacionados a
temas ambientales lo que era coherente con el discurso de campaña. Estos
fueron defenestrados junto con el ministro. Fueron reemplazos -como en
1992- por “técnicos”, como si Giesecke, Cabieses y de Echave, el trío
defenestrado del Ministerio del Ambiente, no lo hubieran sido. Lo que
interesa ahora es que sean técnicos dispuestos a conversar con
Washington, digamos.
Democracia participativa versus democracia electoral
Detrás del Partido Nacionalista hay un grupo político llamado Gana Perú
que fue el que finalmente le dio el triunfo a OH. Este se conforma por
intelectuales y lideres regionales que armaron la campaña presidencial,
sobre todo en la segunda vuelta, cuando Humala podía perder. El objetivo
de Gana Perú era hacer del proceso político que Humala iniciaba uno de
democracia participativa, donde el diálogo social sería el rasgo y los
intereses populares estarían en el centro.
La manera cómo se manejaron los conflictos relacionados con la minería
de Andahuaylas y Cajamarca mostró lo siguiente. El ministro de energía y
minas llegó a Andahauylas a bordo de un avión de la empresa minera
Yanacocha, propietaria de la mina Conga, en cuestión. El equipo de
ministros y vice ministros que estaban allí para la negociación fue
dispar, regresándose a Lima dos ministros por temor. Es decir, un
gobierno dispuesto a negociar desde las empresas y con temor al pueblo.
Estos ministros desautorizaron en última instancia a los negociadores
que estaban trabajando con la población que reaccionó con furia
(http://www.forosperu.net/showthread.php?t=256905 ) Esta es la misma
figura que la que ocurrió en Cajamarca en noviembre con el tema de la
mina Conga. El temor al pueblo y la alianza con los empresarios mineros
en nombre de que “el mercado tiembla”.
Finalmente, al darle la espalda a la democracia participativa que la
población reclama en todo el país y más en las zonas rurales afectadas
por la minería, el presidente acaba de abrir un escenario: la población
puede quedarse quieta por miedo a la represión o puede salir a la calle
demandando la salida del electo en una figura similar a la ocurrida con
Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez en Ecuador; con Carlos
Meza Gisbert, y Gonzalo Sánchez de Losada en Bolivia, que salieron por
presiones sociales. Huelga mencionar la dinámica del mediterráneo, donde
la presión de la calle expulsó al premier griego, al italiano, al
español, al portugués y al tunecino, libio, egipcio, yemení, mientras
hay fuertes protestas en Siria e Israel todas en el año 2011. El otro
lado de esto es un endurecimiento de la democracia al estilo de Alan
García que es la apuesta de Washington.
Demandas de mejoras en los salarios y en la distribución del ingreso
versus aquietar a los mercados
Mejorar el mercado interno mediante una mejora en la distribución del
ingreso es una demanda clamorosa de la población peruana. Esta ha sido
respondida mediante la introducción de un programa de jubilación a los
65 años y de becas a los estudiantes de 18 años, anunciados el 28 de
julio del 2011 por Ollanta Humala en su discurso inaugural. Lo que es
menos probable es que se formalice más el empleo y se mejoren las
remuneraciones, porque el Ejecutivo ha tomado un giro conservador en lo
político y neoliberal en lo económico. El nombramiento inicial del
ministro Castilla en la cartera del MEF fue una sorpresa para el equipo
económico del presidente que creyó que habían ganado las elecciones. Ni
Dancourt, ni Félix Jiménez fueron nombrados a la cartera de economía a
pesar de ser los responsables del área económica del plan de gobierno.
Al revés, se promocionó al vice ministro de economía al cargo de
ministro para mantener la estabilidad de las políticas. Fitch Ratings
subió al Perú a BBB en noviembre, en mérito a la continuidad de las
políticas.
El Dr Castilla obtuvo su doctorado en economía de la universidad Johns
Hopkins en Baltimore, Estados Unidos, y a diferencia de Rafael Correa no
ha tenido un cambio de sentimiento, sino que es esencialmente un
economista ortodoxo, cuyo objetivo es mantener la inflación en el punto
más bajo posible para permitir el desarrollo de los mercados. El es un
creyente en los superávits fiscales y de balanza de pagos, ambos que
existen en el país desde hace una década. No es un heterodoxo que esté
buscando el desarrollo del mercado interno y la inclusión social.
Finalmente, lo que puede llevar a una militarización del régimen no es
que existan militares dentro del gobierno, sino la fragilidad del
régimen político elegido con un sentido y gobernado con el sentido
contrario. Para que los perdedores puedan mantenerse en el poder al que
llegaron el 10 de diciembre, el espacio de la protesta social debe ser
reducido. La mitad de la población eligió otra cosa y puede exigir
aquello por lo que votó que se relaciona con sus derechos ciudadanos. Ya
no quedan casi iletrados en el país y la conciencia de la postergación
ciudadana en los pobres está clara, más aún cuando la riqueza mineral
sale de su tierra y a cambio le dan contaminación ambiental.
- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y
coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA)
www.obela.org
Mas informacion: http://alainet.org
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